Superficiales



La vida en el desierto es dura aunque algo monótona, en donde vivimos solo hay dunas, por eso recuerdo aquel día con tanta precisión: Escuche un ruido en el cielo que era ensordecedor, trate de mirar hacia arriba para ver de que se trataba cuando escuche la voz de mi padre (o mejor del hombre al que yo me acostumbre a pensar como mi progenitor) que indicaba:

— Debe ser una nave de la gente de las profundidades del mar.

— Es muy raro — respondió mi madre (o mejor dicho la persona que yo creía era mi mamá) — estamos muy lejos de las costas y a leguas se nota que está destinada al Valle del Silicio.

— Tienes razón, como de costumbre, Hiena de Terracota.

— Siendo así, Mister Tejón de Granito, lamento infórmate que no solo nosotros nos hemos dado cuenta de esa nave, alguien más debió haber sabido, porque claramente se ve que ha sido atacada y desviada hasta estas latitudes.

— Aciertas, Hiena,  ¿quién o que puede haberse interesado en ese misterioso transporte?

— La gente que vive en el Océano tiene poderosos enemigos, cualquiera pudo estar al acecho, querido.

— Pues también tienen sendos Aliados.

— Me haces reír, Monsieur Granito, sus aliados también pueden estar detrás del artefacto.

— ¿Están detrás de la nave o en lo que hay dentro de la nave?

— Ambas posibilidades son ciertas, amado mío.

— Apuesto a que caera cerca de aquí, se ve bastante averiada, diría yo que 10 kilómetros hacia el norte y podemos alcanzarla — dijo esto mi padre mientras todos los que estábamos allí veíamos como se acercaba rápidamente la nave hacia la línea del horizonte dejando una gruesa estela de humo. 

La nave se estrelló tras unas dunas no muy lejanas. Mi padre y mi madre sonrieron al tiempo. Mientras se alistaban para ir a recoger algún jugoso botín. No todos los días caían estos regalos del cielo.

— Tenemos que movernos rápido — indico mi padre a algunos de mis hermanos — en estos casos siempre hay otros ojos que han visto lo mismo que nosotros, irá toda la tribu, de ese modo por números podremos tener alguna ventaja en caso de que haya que disputar el tesoro que nos regalan los Dioses. Preparen los Buggies.



Usualmente en estas escaramuzas del desierto los hombres y mujeres más fuertes van a la cabeza,  armados con lo ultimo en tecnología de guerra, cañones lasers y desintegradores son los preferidos, los pocos ancianos, los muchos niños, los heridos y lisiados, vamos a la retaguardia, llevamos también armas, aunque más ligeras, yo adoro el lanzallamas. Sin embargo, la emoción de ver una de esas naves me hizo subirme en el buggy de papá.

Atravesamos rápidamente el desierto, la nave había caído tras unas altas dunas, las cuales no tuvimos problemas en superar. Y allí pude verla, era un aparato magnífico, un poco averiada, alguien le había disparado con un arma láser. El grupo a la cabeza se acercó con cautela, sin que lo notaran yo me peque a todos ellos, no quería perderme ni un solo detalle.

El impacto de la nave casi la parte en dos, por una tronera en el fuselaje podíamos ver el interior. Había diferentes objetos no muy valiosos, pero en medio del desorden de aquella nave averiada se veía una cápsula.

— Que cada quien agarre lo que pueda, pronto habrá más chacales en este lugar, por suerte hemos llegado de primeras — ordeno mi padre con voz de trueno, a lo que todos obedecimos con celeridad.

— ¿Qué es esa cápsula, papá?

— Es una unidad de criogenia. Se usa para transportar en estado de hibernación a una persona.

— ¿Va alguien dormido allí adentro?

— Usualmente así debe ser, vamos a llevarla al campamento, para abrirla.

— Sea quien sea que vaya dentro de esa cápsula debe ser alguien muy valioso como para transportarlo de ese modo, Herr Granito — intervino mi madre, con voz grave y solemne.

— De todos modos, nos tomara algo de tiempo descifrar como abrirla — contesto mi padre como para poner fin a la conversación



De regreso al campamento llevamos la cápsula a la tienda del brujo de la tribu. Este le conecto varios cables y comenzó a decir las oraciones a los dioses en lenguaje antiguo. Dijo que no era la primera que abría. Y debió haber sido cierto, pues luego de un momento emano un humo por una abertura. Salió tanto que ya no veíamos nada, cuando se disipó un poco la nube, fue cuando la vi por primera vez: Una mujer desnuda estaba dentro de la unidad criogénica. Apenas sintió nuestro aire, abrió los ojos, se incorporó rápidamente y dijo: Soy la doctora Esox Sphyraena.

Antes de que la doctora pudiera decir alguna otra sílaba, mi madre ya le había disparado directo a la cabeza, con su pistola diabólica. 

— Eso no era ninguna doctora. Era un robot y de los peores: Los que duermen y sueñan con exterminar a la raza humana — explico mamá con total tranquilidad —Ningún ser humano sale de un estado de hibernación tan rápido, eso fue lo que la delato. Cada vez son más difíciles de identificar, pero a mí nadie me engaña. Estos regalos que vienen del Oceano son peores que un troyano.

En efecto — dijo papá — las maquinas si piensan mucho, duerman o sean insomnes, son demasiado peligrosas.

Acto seguido y sin mediar palabra alguna, nos entregamos a la tarea de desmembrar el grotesco artefacto, sus partes valdrían una fortuna en el mercado negro. 

Estaba pensando en esos bellos recuerdos de infancia porque hoy en el cielo vi y escuche de nuevo despues de 4 decadas, una de esas naves perdidas y averiadas con insignia del Valle del Silicio. Si papá y mamá aún estuvieran conmigo, no dudarían ni un segundo en ir a recuperar el regalo de los dioses. Puedo escucharla diciendo en su voz cauta y sabia: "Signore Granito, ¡Vamos por ella!".

Sin que nadie lo note, dejo escurrir una lágrima de alegría y les grito a los de mi tribu haciendo voz de trueno: ¡Alisten los buggies! e instintivamente me llevo la mano a la cintura para asegurarme de que porto la pistola diabólica en caso de que haya algún monstruo horrendo en esa nueva nave.

PARTE 1. CUPULENSES


Relato Fuera de concurso en el Tintero de Oro edicion 34. Philip K. Dick



Imagen  (1) de Mad Max tomada de WIRED

Imagen (2) de Dune tomada de CNET

Imagen (3) de Riddick tomada de Den of Geek

Imagen (4) de Star Wars tomada de We Got this covered





Comments

  1. Me pregunto si fue acertada la acción de la madre. O fue una demostración de paranoia, que terminó la vida de alguien valioso. Porque podría haber sido una doctora, aun siendo una androide.
    Lo curioso que Hiena considera que es uno de los bellos recuerdos de su infancia.
    Bien contado. Un abrazo.

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    1. Fue acertada, pues en aquel mundo los robots han causado más mal que bien

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  2. Hola, Lucy. Pues a un relato futurista le pega eso de ser distópico, pero si además le pones el ingrediente de postapocalítipo mejor que mejor. Nos planteas un mundo que se ha ido a la porra, aunque sin saber por qué, algo que ya de por sí te anima a seguir leyendo, y encima lo plasmas imbuido dento de la inocencia de un niño, donde todo parece lo que no es, y más si está tan lleno de peligros desconocidos, como ese ciborg de apariencias amistosas.
    Muy buen trabajo, Lucy, muchas gracias por compartirlo.
    Un abrazo!

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  3. Hola Lucy. Veo, por la ambientación y las fotos que has puesto, que te has inspirado en varias películas para tu relato postapocalíptico. Un mundo derruido por alguna catástrofe en el que impera la anarquía y las tribus sobreviven como pueden del contrabando y con lo que puedan. Se intuye que los robots han tenido algo que ver con ese triste destino de la humanidad al aparecer la doctora hacia el final como una amenaza para la tribu. Todo contado desde la visión inocente de un niño. Me queda la duda de por qué el/la protagonista siembra la duda acerca de la paternidad de sus padres ¿robots también? Muy imaginativo. Un abrazo.

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  4. ¡Hola, Lucy! Un relato en el que se nota que existe toda una construcción de mundos y muchas historias que contar de él. Contamos con robots que, sin duda, se camuflan entre humanos y que en su momento parece causaron el fin de nuestra civilización. También existen héroes, de hecho sagas en las que los hijos suceden a sus padres para dirigir a su pueblo. Desierto y Tecnología, un binomio que nos muestra el mayor peligro al que nos aboca un progreso alocado como el que vivimos. Un abrazo y Feliz Navidad!

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  5. El mundo visto con ojos de inocencia infantil, veo te inspiraste en todas las peliculas de desierto creando pues un mundo en donde se puede ser despiadado y decente a la vez.

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  6. Hola, Lucy. Nos entregas ahora el mundo que hace contrapunto al de tu primer relato. Algo grande que puede dar para una de esas extensas sagas de cientos de páginas. Mundos apocalípticos, distraídos y futuristas muy interesantes.
    Un saludo y felices Fiestas!

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  7. ¡Hola, Lucy!, Bien narrada la odisea, mejor supervivencia de los buitres del desierto contado en primera persona con cierto sentimiento y nostalgia de madre-padre falsos y reaños para la acción.
    Un saludo, compañera.

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